La Highera
Con la vida en su savia dispuesta a brotar, en la nueva tierra,
que aunque extraña,
le guardaba un lugar.
Traía escondido, su porte,
su sombra y su fruto sin flor.
Se parecía al “Tano “que la trajo de polizón.
De piel áspera y dulce interior,
creció, tuvo hijos, fue fiel servidor de quién la plantó.
Higo con forma de pecho, con flor interior, con fuerza de madre, si hasta de tu verde pezón, la leche surgió.
Cuantas veces tu miel, con rojiza pasión, a falta de pan, el hambre calmó.
Parecía un regalo, para esas vidas tan duras, darle una planta tan fuerte, un fruto tan dulce,
que acompañe el dolor.
Realmente..... un regalo de Dios.
JOSÉ CORRADO
9 de Marzo de 2002